sábado, 21 de enero de 2012

LA PARTE DEL ALMA EN LA LECTURA:LOS PERIÓDICOS EN MANOS DE LOS NIÑOS Carlos A. Carrillo El autor da a conocer la parte a la cual él llama el participio que en el arte de la lectura corresponde al espíritu. Carrillo hace referencia en su escrito a que el alma, la voz y el cuerpo deben concurrir para la lectura: el alma, apoderándose del pensamiento del autor; la voz, expresándolo; y el cuerpo, ayudando con su ademán y gesto a aumentar la eficacia de la voz. De estos tres elementos, el principal, que es base indispensable de la buena lectura, es el elemento espiritual; y Brooks, para que sus lectores se penetren de la importancia capital que le concede, define la lectura con tanta originalidad como vigor en los siguientes expresivos términos: este arte consiste simplemente en tener algo en el entendimiento y expresarlo. El trabajo mental que exige la lectura comprende tres partes: la comprensión, la posesión y la representación. Comprensión. Es imposible expresar con claridad y entonación verdadera lo que no se comprende claramente; así, pues, lo primero que debe proponerse el que lee, es entender bien el pensamiento que tiene que enunciar, y enunciarlo, en seguida, de la manera más propia para que lo entiendan sus oyentes. Si en las escuelas los niños leen tan mal, depende de que en la práctica se echa en olvido tan sano principio. La primera lección que deben recibir en clase de lectura no debe consistir en leer, sino en entender lo que otro está leyendo. El maestro debe enseñar a los niños prácticamente que leer no es repetir las palabras del libro, sino única y exclusivamente expresar sus propiospensamientos y emociones.El fin principal que ha de proponerse el alumno es apoderarse del pensamiento del autor. Para lograrlo, Carlos Carrillo propone estas indicaciones: 1.- El maestro debe cuidar de que los alumnos entiendan todas las palabras de su lección. A los más pequeños se las explicará, siguiendo el orden de las frases y periodos; a los más grandes puede exigirles que estudien un vocabulario o el diccionario. 2.- Debe, además, cerciorarse el profesor de que los discípulos han comprendido el pensamiento expresado por la frase. Para averiguar si lo han entendido, será bueno exigirles que expresen el pensamiento que han leído en su lenguaje proPioy a su manera, haciendo que cierren sus libros, y que repitan lo que hayan entendido. 3.- Deben los alumnos analizar los periodos y párrafos, para descubrir las ideas capitales que deben ponerse de relieve, leyéndolas con mayor énfasis. 4.- Las lecciones de lectura deben estudiarse previamente. A esta preparación pueden consagrar los niños una parte del tiempo que hoy dedican a estudiar su gramática o aritmética, y el maestro, antes de permitirles que lean en alta voz, debe examinarlos acerca del contenido de la lección, explicándoles aquello que no esté a su alcance. 5.- Finalmente conviene no recorrer el libro muy de prisa: apresurarse lentamente es en esta materia una regla excelente. Mientras más se familiariza un niño con una lección, mejor la lee. Apropiación. Para leer bien se necesita, además, posesionarse del trozo que se lee. Los alumnos no sólo deben entender lo que leen, sino que han de experimentar los sentimientos que su libro expresa; su voz ha de ser un eco no sólo del pensamiento, sino también de la emoción, han de reflejarse juntamente en ella el corazón y la cabeza. Se proponen indicaciones que pueden ser útiles a los maestros que deseen que sus discípulos se empapen bien en los sentimientos del autor que leen. 1.- El maestro debe tener cuidado de que el párrafo que se lee esté plenamente entendido, porque el sentimiento no puede germinar sino a impulsos de una idea claramente comprendida. 2. Los discípulos se han de posesionar tan íntimamente de lo que leen, que se asimilen completamente los pensamientos y sentimientos que expresa el autor. El pensamiento o sentimiento ha de apropiárselo el discípulo como si fuera el producto de su cerebro o de su propio corazón, y entonces lo leerá como si expresara una cosa que él hubiera pensado o sentido. 3.- Para lograr que un niño aprecie los sentimientos contenidos en una lectura y se los asimile y se necesita que su gusto haya sido educado esmeradamente, y esta educación es obra del tiempo y fruto de continuo trabajo. 4. Para que los niños puedan apropiarse los sentimientos del autor, es preciso no dejarles que lean composiciones que no están a su alcance por las emociones que despiertan. La melancolía, la aristocracia, el patriotismo, son sentimientos que no pueden tener cabida en el pecho de un niño. Lo que ellos sí pueden saborear son los placeres de Una excursión en bote por el río; lo que puede afligirles es: El canario que se escapó de la jaula, etc. Representación. La tercera regla que ha de observarse para leer bien consiste en representarse interiormente el asunto de la lectura, de suerte que en la imaginación se pinte con suma claridad y vivo colorido el cuadro que la palabra va reproduciendo. El medio de obtener que lean con tanta naturalidad y expresión como relatan lo que les ha pasado, es que se representen en la imaginación con toda claridad lo que van leyendo. Se dan a conocer consejos prácticos al maestro para que logre por parte de sus discípulos esa representación viva de los objetos, que es tan importante. 1.- Debe el maestro acostumbrar a los niños a retratar en su imaginación todos los objetos que sean susceptibles de representarse mentalmente. Así, si en la frase: veo un pájaro en un árbol, deben figurarse el árbol, y ver el pájaro parado en sus ramas; si leen que un muchacho estaba pescando, es preciso que vean el agua y al muchacho inclinado cogiendo el pez; si la lección se refiere a un caballo que se escapó, han de imaginarse el caballo que va corriendo y describirlo como si lo estuvieran viendo realmente. 2.- En aquellos casos en que no es posible formar una representación imaginaria del contenido de la lectura, es preciso que el alumno tenga la concepción abstracta de él con cuanta exactitud y claridad sea posible. El maestro debe averiguar si concibe el niño distintamente el pensamiento o sentimiento que expresa, y si su concepción corresponde a la significación de las palabras. 3.- El concebir con viveza ayuda mucho a la buena lectura. Los maestros que no tienen experiencia de estas cosas, porque nunca han ejercitado a sus discípulos en formar pinturas mentales de los objetos o asuntos sobre que versa la lectura, apenas pueden creer la influencia de la representación, y al ensayar por primera vez este medio, quedarán sorprendidos de sus efectos. Los periódicos en manos de los niños Muchos educadores de los Estados Unidos creen conveniente que el maestro ponga en manos de los niños periódicos y revistas. No siempre, por supuesto, sino de vez en cuando. Pretenden que en su lectura pueden beber los niños variados y útiles conocimientos. Conocimientos de importancia e interés general, se entiende, no chismes de casa de .vecindad ni noticias de riñas, asesinatos y escándalos, como los que llenan a veces las gacetillas. Dicen esos educadores que, sobre todo, para la enseñanza de la geografía es el periódico de valor inapreciable. Basándose en un estudio de un periódico por medio de distintas columnas y noticias, concluye el autor que debemos poner de vez en cuando un buen periódico en manos de los niños; leerlo habitualmente que en él se encontrará unafuente copiosa de conocimientos vivos que transmitir a los educandos. Un maestro de nuestros días que no está en contacto con la humanidad por medio del periódico, que vive en aislamiento y como segregado de la raza humana, es un maestro imperfecto, un maestro mutilado, no es un maestro. CCE

ESTRATEGIAS PARA PROMOVER EL DESARROLLO DE LAS COMPETENCIAS COMUNICATIVAS DE LOS ALUMNOS